Sobre avances y retrocesos


David está trabajando, lo cual le hace muy bien a su psiquis. Si bien el trabajo no es estable, le ha permitido volver a una de sus pasiones: el teatro. Cada vez está más cerca del escenario. Por el momento observa, una y otra vez, la función mientras desde su celular pone la música de la obra. También está dictando un taller de escritura para jóvenes que lo tiene de lo más contento. Provocar la escritura en otras personas es una de las actividades que más le llevan el alma. Además, con mucha humildad, sabe que lo hace bien, lo percibe en las personas que participan. 

Mañana inicia un ciclo de talleres de teatro en una cooperativa de vivienda. Poco a poco el mapa del trabajo se va completando. Solo le falta entrar en el escenario, es un pendiente que desde hace mucho tiempo quiere hacer, pero aún no ha encontrado su lugar. En algún momento sucederá. Sin embargo…

Hace unas semanas la cantautora uruguaya Maine Hermo lo convocó para filmar un videoclip para un tema de su último disco “Del alquitrán”. Durante una jornada de trabajo de unas horas, en el silencio de la lluvia y el crujir de las hojas en la vereda, fuimos dando forma a un tema hermoso. Tuve que hacer de escritor que se encuentra trabado en su escritura, con fantasmas que lo envuelven. Por si están interesados en verlo pueden acceder desde el siguiente link. El tema se llama “Ahí pero dónde”:  https://www.youtube.com/watch?v=j7O4H5XY6uA.

David, un poco se parece al escritor del tema. No siempre le sale escribir, en otras fluye con cierta soltura, con momentos de iluminaciones que esclarecen zonas profundas de oscuridad. En esa lógica, cuál sería el sentido de la escritura si no el de iluminar aquellos rincones que se encuentran vedados por el recuerdo y el pensamiento. Con las palabras se juega, a veces con cierta inutilidad, a desenredar una madeja que se halla en la mirada.

Le pasa de verse cómo en está foto, decolorado y con ciertas intromisiones en el pensamiento. Es que todo proceso tiene avances y retrocesos. Él lo siente así porque se ha acostumbrado a que los días se vuelvan grises en medio de este veranillo en pleno invierno. Se percibe con cierto dejo de nostalgia, pero con la certeza de continuar avanzando con tenacidad. No baja los brazos, si no que pelea con sus fantasmas que, —cómo le dijo un amigo—  los pone a trabajar para que no rompan mucho las pelotas. Y estas crónicas un poco eso son: una manera de mantener aceitada la máquina de la escritura. 

Cuando las inicié prometí hacer una por semana. Esta cronología no siempre la cumplí. Pero ahora vengo renovado y con la intención de continuar siendo un testigo presente de los nuevos tiempos que se vienen. Tanto David, como yo, nacimos para escribir y eso es lo que vamos hacer.

Hasta la semana que viene.


Jorge Saeta




 

 


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