Granada (Segunda parte)
Este humilde cronista no quiere dejar escapar nada de lo que vive en sus aventuras por el viejo mundo, pero es difícil condensar todas las vivencias, atrapar en el aire el tiempo que transcurre, como un bichito que anda y anda, diría Don Julio. Así que hago recortes de la realidad para ofrecerles a ustedes, como un mero obsequio en letras, de lo mucho que vivimos en este viaje.
Volver a España es encontrarse con la lengua. Fue una comodidad volver a escuchar el español, volver a comunicarme sin estar traduciendo en mi cabeza lo que no entiendo. Reconozco que tengo una dificultad más emocional que intelectual pero acepto que lo mío no son los idiomas. Así que pude extenderme con algún jocoso chiste o la imitación del acento en algunas palabras que siempre trae alguna gracia. Volver a hablar, volver a decir el silencio de las palabras que se encuentran en la entrelínea.
Siguiendo con la cronología, después de pasar una larga y extensa jornada en la escuela fuimos a encontrarnos con mi compañera que estaba dando un taller de teatro. Nos dirigimos a un bar típico de canas y tapas. Es notable y saludable, saber que al pedir una bebida te viene acompañada de una guarnición, conocida como tapa. “Nos vamos de tapeo”, dicen los españoles que son de buen comer y de rica cocina. Adoramos la tortilla de papas.
. Al otro día me fui con las nenas al “Parque de las Ciencias”, un espacio enorme con múltiples salas que recorren desde la botánica a la fauna, desde el espacio sideral a la mecánica más compleja. Entre sus atractivos se encuentra un mariposario que fue una exquisitez (aporto una imagen que no le hace justicia, pero que sirve para ilustrar). Es un lugar donde se genera un microclima, se entra a un espacio lleno de plantas junto a un acuario donde sobrevuelan una decena de mariposas de varios colores. Otro sector a destacar es una exposición taxidermista con pumas, panteras y leopardos casi suspendidos en el aire y en plena caza de ciervos, cebras y jabalies. Están estáticos pero parecen estar en movimiento. Un lugar recomendado para ir con las infancias. También vimos trajes espaciales, escafandras y traje de buzo.
Finalmente a la salida del parque, caminamos unas cuadras, cruzamos el río Genil. Su cauce es tranquilo y está amurallado. Me hizo acordar inmediatamente a la Cañada de Córdoba. La ciudad de Granada me provocó una reminiscencia que se conjugaba en el tiempo y en el espacio. Por momentos me sentía en la Docta, en su humedad.
Llegamos al Parque Federico García Lorca. Un espacio verde de grandes dimensiones con juegos infantiles y una tirolesa que era usada constantemente. En ese parque se encuentra la casa de veraneo del poeta andaluz.
Granada es una ciudad hermosa, con callecitas viejas y poblada de turismo. Dejo el plato fuerte para el próximo post: La Alhambra.
La belleza hay que aprender a esperarla, para contemplarla.
Continuará…
Jorge Saeta.
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