De costumbres y celebraciones

 



Se acerca una fecha importante en la parte anglosajona que reviste las casas y las infancias: Halloween. Al caminar por el barrio se observan los jardines y las fachadas de las viviendas llenas de telarañas, calabazas talladas con formas de rostros, contornos de brujas y arañas. Lo tétrico y monstruoso toma las calles. Nos remontemos al origen de esta costumbre, también conocida como Noche de Brujas, para conocer la festividad cristiana. Investigo.

Hace 2000 años los celtas en un antiguo festival pagano celebraban el “Samhain”, que es una fiesta gaélica en la zona del Reino Unido, Irlanda y noroeste de Francia. Se conmemoraba la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre para marcar el inicio del invierno y el fin de la cosecha. Los celtas creían que Samhain era una época en la que las almas de los muertos volvían al mundo de los vivos para visitar sus hogares. Se creía que durante esa noche los espíritus de los muertos podían caminar entre los vivos. Esa línea que nos divide de lo irreconocible se estrechaba.

Con los años pasó de lo pagano a lo cristiano como víspera a la conmemoración del día de los santos con el objetivo de recordar a los muertos, donde también se incluyen santos y mártires. Luego esta tradición, junto con sus costumbres, fueron llevadas con la migración a Estados Unidos, donde desde hace unos treinta años se capitalizó alrededor del mundo como una celebración que desconoce sus orígenes y adquiere un tinte comercial.

Pero volvamos a la realidad de lo cotidiano. Mis hijas están desde hace unos años aggiornadas con la festividad con el solo propósito de comer dulces. Ya tienen sus disfraces preparados y hemos decorado la fachada de nuestra casa. En los supermercados se vende todo tipo de merchandising, entre los que se encuentra una gran variedad de productos y golosinas. Es que no podemos ser ajenos a la alegría de las nenas y como buenos residentes temporarios nos amalgamamos, no solo al clima, sino también a sus costumbres.

Este martes saldremos a recorrer casa por casa para pedir dulces con la frase “trick or treat?” (¿Dulce o truco?).

En otro orden, este sábado pasado participamos de una actividad por Palestina, realizada en un centro cultural en un barrio de Birmingham. Creo que no importa el lugar en el mundo, pero hay espacios donde la gente, sin tener en cuenta el idioma, la cultura o la religión, es de la planta. La distancia se pierde y se puede dialogar desde otras perspectivas. Conocimos a una pareja española/británica que estaba con sus hijos con la cual estuvimos hablando un rato. Daba la sensación de conocernos desde antes.

En tiempos de desorden sangriento y de caos organizado, parafraseando mal a Brecht, tomar posición sobre asuntos políticos reconforta el alma de la condición humana. Cierro con la frase de una canción de los Redondos que me parece atinada “fíjate de qué lado de la mecha te encontras”.

Jorge Saeta 



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