“Sin letras no podemos volar”






Está frase la dijo Gerónimo, un adolescente con el que trabajé durante varios semestres en CECAP La Paz, después de ver el cortometraje: “Los fantásticos libros voladores del Sr. Morris Lessmore”. Me quedo con esa y muchas frases, como la que dijo su hermana, el primer día de clase: “En mi barrio hay mucho teatro”. Pero no se refería a sitios donde hacer teatro sino a cómo ella veía su lugar. 

Estoy en un período de mi vida donde se van produciendo muchos cierres y cambios. El viaje a Inglaterra ya es un hecho. Está llegando en cuestión de días. 

Dejo de dar clases a adolescentes. Cierro un ciclo. Ofrecí durante este tiempo lo mejor de mí. Sin embargo me quedo con la exigencia de que podría haber sido mejor. Ellos me devuelven aquello que no veo. Saben más que yo, seguro. Sus vidas son tan frágiles que muchas veces duele verlas. Ahora necesito del aire y del cambio para volver en otro momento de mi existencia.

Hace más de diez años que trabajo con vidas dañadas. Creo que llegó el instante de generar un paréntesis para volver y seguir haciendo aquellas pasiones que han estado en mi vida: el teatro y la escritura. 

Inicié mi formación como profesor de teatro en 2007 en Córdoba, carrera que realicé tras dejar de estudiar Comunicación Social. Fueron 4 años de estudio donde fui descubriendo ese oficio del cual no sospechaba que estaba en mí. Al llegar a Uruguay di talleres junto con mi compañera en distintos ámbitos y con población variada. Al poco tiempo comencé otro oficio que desarrollé durante siete años: educador. Digo oficio porque hay una formación constante. El hacer diario mismo te hace repensar la tarea, enfocarlas desde distintas ópticas. 

Durante este tiempo pude descubrir un abanico de realidades que me han mostrado diferentes vidas. Me llevo mucho para pensar, muchas vivencias que quedarán orbitando en la literatura, porque es el espacio que elijo para seguir creciendo. 

El viaje significa un impasse, un paréntesis, para poder verme desde otros lugares. Más allá de la literalidad, hoy la vida me permite elegir realizar diversos recorridos para volver a encontrarme. 

Este lunes es mi último día de un período del cual no lograré reflexionar todo lo necesario, sino que me someteré al escrutinio del tiempo, que me devolverá en cuotas aquello que he hecho bien. Sé que también de aquellos errores que me han puesto a pensar sobre la tarea. El hacer docente no es sencillo, implica un desgaste a nivel emocional que cada ciertos momentos está bien tomarse un descanso. Por suerte hoy puedo hacerlo. Estoy agradecido de eso.

En este último lapso rondó en mí el comienzo de una canción de Fito Páez que me ha llevado a reflexionar sobre la realidad en la que vivimos. 


Muchas veces me pregunto 

qué estamos haciendo acá

dejo de pensar

y veo que al final

siempre estarás 

siempre estarás en mí. 


Pero me quedo pensando…

   

                                                                         David Sitto



 

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